El siglo xx nos deja lecciones ambientales


Hemos tenido un siglo convulsionado. La humanidad se devora, la humanidad se asesina, la humanidad avanza; pero su progreso significa aún pobreza para muchos, representa quebrantar los equilibrios más sensibles del planeta. El hombre está afectando los procesos básicos y se desconocen con certeza sus impactos y la posibilidad de mitigarlos o de recuperar la naturaleza.
La humanidad reacciona y acciona su institucionalidad para responder a semejantes retos, pero los discursos son insuficientes cuando no se acompañan de acciones consecuentes. El reloj marcha en contra. Los intereses creados, la dificultad, el costo de la adaptación y la lentitud institucional pueden hacer inútil todo acuerdo. El riesgo es enorme.
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